¿Lo llamamos deporte?

Ignasi Taló*

En 1995, la revista Sports Illustrated publicó una encuesta realizada a 198 atletas olímpicos (Bamberger M. Yaeger D. Over the edge. Sports Illustrated 1997; 14: 62-70), a quienes se les hacía dos preguntas: Si te proporcionaran una sustancia dopante que te hiciera ganar y te aseguraran que no te descubrirían, ¿te la tomarías? El 98% respondió que sí.

La segunda pregunta era aún más aterradora: Y si te dieran una sustancia dopante, que fuera indetectable, que te hiciera ganar todas las competiciones durante 5 años y después te provocara la muerte, ¿te la tomarías? El 50% respondió que sí.

No creo que el deporte haya cambiado mucho desde que se hizo esta encuesta. Más bien ha aumentado la presión y las tentaciones del dinero y la fama. Son unas respuestas que parecen increíbles. Sólo le encuentro una explicación: la pérdida de la cordura.

¿Dónde están los límites?

Esto nos lleva a otra pregunta: ¿dónde están los límites? Vivimos en la cultura del nada es imposible. Resuenan cada vez más frases como: ¡los límites te los pones tú!, ¡cumple tus sueños! o ¡querer es poder!

Es bueno ser ambicioso, superarse, tener metas altas y luchar. Pero con cordura. Si no, nos puede pasar lo que el filósofo surcoreano Byung-Chul Han denomina autodestrucción voluntaria. Él utiliza esta expresión para referirse a la hiperconectividad y la sobreinformación, que nos producen ansiedad y angustia, nos aíslan y en el fondo nos desinforman.

El mismo concepto se puede aplicar al deporte: si no hay límites, si ganar es lo único que importa, si todo es válido mientras no te cojan, podemos acabar con nuestra salud y los valores que nos hacen personas. Podemos autodestruirnos.

¿Estamos destruyendo el deporte?

Y aquí viene la última pregunta: ¿hemos empezado una carrera en la que estamos destruyendo el deporte?

Hace unos días en una entrevista, actor Sergi López, hablando del fútbol profesional y los clubes de primer nivel, decía: “Al final todo es tan grande, tan grande, que ya no sabemos lo que es”. Esto es lo que nos pasa a muchos, que nos preguntamos: ¿Es un espectáculo? ¿Es un negocio? ¿Es entretenimiento? ¿Sigue siendo un deporte?

Ya me parece un error que esto ocurra en el deporte de élite, pero que en el deporte de base tengamos como modelo el de élite y caigamos en los mismos errores es mucho más grave.

Nos puede ayudar a encontrar el camino lo que decía Phil Jackson a sus jugadores de los Chicago Bulls, con los que ganó seis anillos de la NBA, en referencia a lo que es el deporte y su relación con los valores y la educación: “I try to show them that there is more to live than basketball, and more to basketball than basketball”. Se podría traducir como “intento hacerles entender que la vida va más allá del baloncesto y que el baloncesto es mucho más que un deporte.”

Quizás es un buen momento para reflexionar y ver si hay algo que debemos cambiar, no nos vaya a pasar como aquél que decía “mi novia me ha dejado por mi obsesión al fútbol”. Es una lástima, llevaba con ella tres temporadas.


*Ignasi Taló es director de Brafa. Atleta retirado. Licenciado en Biología y entrenador de atletismo.