Muchos organismos internacionales, desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Comisión Europea o el Foro Económico Mundial (WEF), coinciden en la necesidad de desarrollar las soft skills, es decir, las competencias que nos abren el acceso al mundo laboral.
Las competencias de liderazgo son comportamientos habituales que nos permiten tener éxito en nuestras tareas o en las funciones que desempeñamos. Todos somos conscientes de que los conocimientos son imprescindibles pero insuficientes para lograr resultados. Un directivo que no tiene visión estratégica, un comercial que no sabe comunicar, un cajero que no atiende bien a los clientes o un obrero que no sabe trabajar en equipo, tendrán más dificultades para hacer bien su trabajo y en el futuro menos oportunidades.
La inestabilidad y el incremento de las nuevas tecnologías requieren diferentes competencias. Entre las más demandadas por las empresas ¿cuáles son las más necesarias?. Las relaciones interpersonales, la capacidad de autogestión, el autodesarrollo y el autoliderazgo son las dimensiones que engloban competencias como la empatía, la comunicación, el trabajo en equipo, la adaptabilidad o la gestión del tiempo, que destacan para tener un empleo ahora y en el futuro.
¿Puedo desarrollar esas competencias? Cómo hemos comentado, las competencias son comportamientos habituales y, por lo tanto, no se pueden conseguir en un día. Requieren un ejercicio continuado, un entrenamiento que permita convertirlas en nuestro capital personal y profesional. Por su carácter de entrenamiento, el deporte puede convertirse en un entorno ideal para la formación de esas competencias. Sin embargo, no es suficiente con practicar un determinado deporte para adquirir un nuevo hábito.
Todos somos conscientes de que Rafa Nadal o Pau Gasol pertenecen a la élite mundial del tenis y del baloncesto, y también destacan por su deportividad, por su buen comportamiento tanto dentro como fuera del terreno de juego. Junto a ellos, otros deportistas que han llegado a lo más alto carecen de comportamientos adecuados. La evidencia actual sugiere que el deporte no promueve por sí mismo un desarrollo saludable. De hecho, en Brafa han impulsado una campaña de gran éxito titulada “No Seas Hooligan”, que pretende reivindicar el papel educativo que tiene la competición deportiva.
Si no es algo evidente que jugar o competir enseñe de forma automática valores y competencias positivas ¿cómo se pueden enseñar las competencias que les permitirán a los niños y adolescentes ser buenas personas y grandes profesionales?
Cómo hemos dicho, el desarrollo de competencias requiere un proceso de entrenamiento. A través de la repetición de actos se van adquiriendo nuevas competencias y modos de actuar que resultan cada vez más eficaces. Por ejemplo, para desarrollar la mentalidad ganadora, la sana ambición de Rafa Nadal por ganar los partidos, es preciso adquirir diversas habilidades como plantearse metas altas, no dar ningún partido por perdido o luchar cada punto hasta el final. La deportividad hacia compañeros y rivales se adquiere respetando a los demás, siendo humildes ante las victorias o manteniendo un trato educado y correcto hacia los demás.
Sobre la base de las características innatas que cada persona posee, los conocimientos y competencias técnicas del deporte que practicamos han de interactuar de forma dinámica con las competencias de liderazgo mencionadas. Para que este proceso pueda ponerse en práctica, se necesita que el Club Deportivo ofrezca la formación y de la oportunidad a los jugadores, niños y adolescentes, de desarrollar las competencias que les potenciará a ser campeones dentro y fuera de la cancha.
El plan de formación en competencias de liderazgo (BeChampion) que ofrece Brafa, propone los objetivos adecuados a cada edad con la finalidad de desarrollar el talento de los jugadores. A lo largo de su formación deportiva, los alumnos de Brafa van adquiriendo valores como la deportividad, la sociabilidad, la amistad, la autonomía, el esfuerzo, el respeto, la integridad o el liderazgo. Estas competencias les irá capacitando para afrontar los continuos retos que el entorno les vaya presentando y les preparará tanto para la competitividad en el deporte como para su futuro profesional.
Esther Jiménez
Decana de la Facultad de Educación de la Universitat Internacional de Catalunya.