¿Fútbol sin padres?

No cabe duda de que la pandemia y las restricciones han provocado un debate sobre la prohibición de presencia de público en los partidos de fútbol base. Por público se entiende padres y madres que acompañan cada fin de semana a sus hijos, a veces muy pequeños, a verlos jugar.

La periodista Sara Muñoz reflexionaba en un artículo de El Punt Avui el fenómeno de los padres hooligan, el papel de padres y entrenadores y las oportunidades que nos ha ofrecido esta restricción, que algunos han pedido prolongar.

Hay hooligans, pero la mayoría no lo son

La opinadora considera que una gran mayoría de padres y madres ejercen en las gradas la misma función que aquellos que “apoyan al hijo o la hija en una competición de esgrima o una exhibición de danza: acompañan, animan y, al final, aplauden a propios y extraños”.

En este sentido, apunta otro elemento importante: la competición sin público ha sido “una oportunidad de oro para analizar la presión que los padres ejercemos sobre los hijos e hijas”.

Debemos aprovechar la oportunidad

Según la periodista, entrenadores y responsables de los clubs han dispuesto de “una ocasión magnífica para analizar el comportamiento de los niños cuando no tienen cerca a sus padres”.

Sería un grave error –escribe Sara Muñoz– renunciar a un debate que se ha de saldar con la corrección (…) de todo lo que aleja a los menores de disfrutar de una afición”.


Leer artículo completo (en catalán)

Campaña de Brafa #noseashooligan